De la Universidad Tradicional a la Universidad Global
10/06/2003
Jorge
Valenzuela Gárate
Diseñador en Comunicación Visual
- Magíster en Informática Educativa
PRIMERA PARTE
INTRODUCCIÓN
Estamos
viviendo un período de transición y cambio en el sistema de educación
superior, en el cual
la sociedad de la información ha condicionado el proceso a las exigencias
que ésta demanda a mujeres y hombres del presente siglo. Asumir
estas exigencias y transformarlas en atributos diferenciadores supone
la permanencia de las universidades en el emergente mercado del
conocimiento, donde podrán mantenerse vigentes y competitivas en
el corto, mediano y largo plazo. Por el contrario, no adaptar las
estructuras universitarias al contexto global supone un deterioro
del posicionamiento institucional imposible de remediar.
El
concepto de universidad global surge como respuesta
a la globalización. Este fenómeno que se ha visto favorecido por
la revolución de la ciencia y de la tecnología, tiene distintos
significados dependiendo del lugar desde donde se enfoque, pero
para efectos de esta reflexión personal, globalización
es la interrelación a escala mundial que se realiza en el ámbito
social, económico, político y cultural; donde todos los habitantes
del mundo pueden intercambiar bienes, servicios, productos, ideas
y tendencias. La acción que se desprende de la globalización es
permitida en mayor o menor grado por el desarrollo de las telecomunicaciones
en cada país y en general propicia la desaparición de las fronteras
locales y nacionales. Desde esta perspectiva resulta tentador adoptar
una postura a favor o en contra de la globalización, pero no es
el tema central de este texto, ya que negar este fenómeno es casi
tan absurdo como oponerse a él.
Es
inevitable asociar la globalización con la red Internet, ya que
ésta ha permitido conectar —a través de una gran red hipertextual de nodos y enlace—
los distintos nichos de conocimiento en todo el mundo; por lo tanto,
al fenómeno de la globalización le subyace la llamada revolución
del conocimiento. En este sentido, las universidades, que tienen
por misión la docencia, investigación y extensión en función de
la creación y transmisión del conocimiento, deben modificar sustancialmente
sus estructuras para transformarse en instituciones más flexibles
y capaces de mantener un desarrollo armónico y sustentable, comprometidas
con la innovación tecnológica permanente, vinculadas en una relación
sinérgica con las empresas, con elevados parámetros de calidad y
pertinencia en su oferta académica y altamente competitivas a nivel
local, nacional e internacional.
En este capítulo se reflexiona acerca de la necesidad que tienen las universidades
de introducir cambios en respuesta a los retos que la economía del
conocimiento impone a la educación superior y de las amenazas provenientes
del entorno globalizado. Se plantea el potencial incremento de la
flexibilización de la gestión universitaria al incorporar las tecnologías
de información y comunicación en forma integrada y paralela a un
cambio de paradigma profundo, que permita repensar la educación
universitaria desde una reconceptualización de la misión que la
ocupa como formadora de profesionales, hacia una universidad global
y flexible con capacidad de adaptarse rápidamente al acelerado ritmo
de cambio, traspasando las fronteras locales con atributos diferenciadores
que sólo poseen las organizaciones que aprenden (Senge, 1995). Asimismo, producto
de la experiencia en la creación de una universidad virtual se dan
a conocer los aspectos teóricos y prácticos más relevantes en la
implementación de una plataforma tecnológica para la operalización
de una universidad virtual adosada a una tradicional. El planteamiento
y la creación del concepto de la universidad virtual que en este
capítulo se describe, es una visión particular de un grupo de profesionales
ligados a la tecnología y a la educación, por lo tanto no constituye
en ningún caso un “modelo único”, y tampoco pretende serlo. La idea
es compartir el camino recorrido para contribuir —desde la experiencia
adquirida— con aquellas personas o instituciones que estén partiendo
con iniciativas similares.
En este capítulo se utiliza el concepto universidad flexible, universidad virtual, universidad
global, universidad bimodal, indistintamente como aquella
universidad tradicional que incorpora en su estructura una universidad
virtual que la inserte en el ámbito global ampliando su oferta académica
a otras fronteras en modalidad a distancia y complementando sus
procesos de enseñanza y aprendizaje tradicional.
^
LA
UNIVERSIDAD FLEXIBLE Y EL MERCADO DEL CONOCIMIENTO
El mercado del conocimiento es producto
de una serie de tendencias que surgieron con la globalización, donde
el conocimiento se convierte en el valor agregado de los bienes
y servicios y se ampara en las exigencias de una
sociedad marcada fuertemente por la revolución mundial de la tecnología,
por la explosión de la información, las señales
simbólicas, los sistemas experto, la mundialización de la
economía, la convergencia digital de los medios de comunicación
y por un constante cambio.
En
este contexto, el desarrollo científico y tecnológico crece de manera
exponencial lo que provoca también la rápida obsolescencia del conocimiento
gatillando profundas y constantes transformaciones en las estructuras
de todas las instituciones sociales existentes. Este hecho obliga
al Estado, a las empresas, al sector productivo, a las instituciones
educativas y a las personas a actuar rápidamente para adaptarse
al ritmo de cambio imperante, por lo consiguiente, las universidades
deben ofrecer al medio, no sólo oferta académica de formación profesional,
sino ofrecer educación permanente que permita a los profesionales
y personas en general adquirir competencias y habilidades teórico-prácticas
pertinentes a la realidad laboral donde se insertan.
Es
así como en el escenario de cambio permanente las universidades
deben adoptar estrategias para flexibilizar la organización y poder
responder a la demanda de la sociedad entregando nuevas herramientas
a los principales agentes de cambio que conforman las estructuras
universitarias: alumnos, docentes, profesionales y administrativos;
y que les permita participar activamente en la sociedad actual.
Por esta razón, una de las principales estrategias que deben implementar
las universidades es incorporar las Tecnologías de Información
y Comunicación, en adelante TIC, en todos los procesos inherentes
a la gestión administrativa y a la gestión académica involucrando
a todos los componentes del sistema educativo en una transformación
institucional significativa y trascendental que asegure la permanencia
y la inserción de la universidad en un mundo globalizado.
La
dimensión social de las TIC
Existen muchas definiciones de TIC, pero nos centraremos en la propuesta por
Gonzalez, Gisbert (1996), donde plantea que las tecnologías
de información y comunicación son un conjunto de procesos y productos
derivados de las nuevas herramientas (hardware y software), soportes
de la información y canales de comunicación relacionados con el
almacenamiento, procesamiento y transmisión digitalizados de la
información.
Cabero (1998), ha resumido las características
de las tecnologías de información y comunicación recogidas de varios
autores y sus rasgos son: inmaterialidad, interactividad, instantaneidad,
innovación, elevados parámetros de calidad de imagen y sonido, digitalización,
influencia más sobre los procesos que sobre los productos, automatización,
interconexión y diversidad.
Inmaterialidad
La información constituye la materia
básica de la sociedad. Las TIC realizan el proceso de la comunicación
de la información, un proceso visible pero intangible, que adquiere
valor cuando la información que se transmite genera cambios en aquellas
personas sindicadas como destinatarias del mensaje. La inmaterialidad
permite la distribución y el acceso global.
Interactividad
Es la característica
más relevante de estas tecnologías, ya que la interactividad que
realizan los estudiantes con el computador para acceder a las fuentes
de información, permite la individualización de los contenidos,
por lo tanto, favorecen el proceso educativo centrado en el aprendizaje
de las personas.
Interconexión
Dos tecnologías conectadas producen
nuevos recursos tecnológicos, como la telemática, tecnología que
resulta de la conexión entre las telecomunicaciones y la informática.
La educación virtual –por ejemplo– utiliza recursos telemáticos.
Instantaneidad
Los servicios que ofrece Internet permiten
acceder en forma rápida a fuentes de información y conocimiento
ubicadas en lugares remotos. Un correo electrónico llega desde Suecia
a Chile en forma instantánea. Incluso el chat permite comunicarse
en tiempo real.
Elevados parámetros de calidad de imagen y sonido.
Los avances
en el desarrollo de nuevos software para la edición de textos y
la digitalización de imágenes y sonidos, posibilitan el tratamiento
de la información con resultados excelentes. Hoy por ejemplo, existen
diversos catálogos en línea que incluyen fotografías con excelente
calidad de imagen. Los Mp3 ofrecen música digital con excelente
sonido.
Digitalización
Permite pasar del átomo al bit, vale
decir, el texto, la imagen, el sonido y el video pueden ser digitalizados
en función de ser utilizados en un mismo formato. La materia se
transforma en dígitos binarios (ceros y unos) y por consiguiente
se vuelve inmaterial. Las señales análogas que llegan a través del
teléfono se transforman en digitales gracias a la acción de un MODEM.
Mayor Influencia sobre los procesos
que sobre los productos
En el ámbito de la educación virtual,
los estudiantes realizan el proceso de enseñanza y de aprendizaje
en forma autónoma accediendo a los materiales que ha preparado el
profesor o guía de su curso en forma remota. El alumno estudia cuando
quiera, donde quiera y a la hora que quiera, ya que los contenidos
del curso (producto) dispuestos por el profesor / tutor, posibilitan
que el alumno construya conocimiento de acuerdo a sus propias capacidades
(mayor influencia en el proceso).
Penetración en todos los sectores (culturales, económicos,
educativos, industriales…)
Las TIC penetran indistintamente todos
los campos del conocimiento y como consecuencia modifican las estructuras
de toda la sociedad. De la economía a la nueva economía; de la educación
tradicional a la virtual, del gobierno al e-gobierno, son entre
otros, ejemplos de la penetración social de estas tecnologías.
Innovación
La rápida obsolescencia de las mismas,
obliga constantemente a introducir mecanismos de innovación en todo
orden de cosas, y en algunos casos, como por ejemplo en el comercio
electrónico surgieron comunidades virtuales que se dedican a prácticas
históricas que el hombre realizaba para vivir, como el trueque.
Las subastas de artículos usados. Resurgió la comunicación por correspondencia
escrita entre personas, gracias al correo electrónico.
Tendencia hacia automatización
La necesidad de automatizar tareas
y procesos rutinarios inherentes a la administración y gestión en
las organizaciones en general, encontraron la respuesta en las TIC.
Una Intranet por ejemplo, permite a los estudiantes de un plantel
universitario realizar la inscripción académica desde sus hogares
a través de Internet validando su acceso a los registros con sólo
ingresar su número de cédula de identidad. Los ficheros en las bibliotecas
han dado paso a los catálogos en línea y se puede reservar un libro
desde cualquier computador conectado a la red local.
Diversidad
La aplicación de las TIC es tan diversa
como las personas que las utilizan. Mientras un niño en Chile aprende
a leer a través del Abrapalabra, en México se realizan prácticas
de telemedicina a través del satélite Satmex 6.
La dimensión social que alcanzan estas
tecnologías obedecen a la presión que ejercen sobre los procesos
en todas las formas de la vida y del trabajo. Esta sinergia que
existe entre tecnología y sociedad remueve las estructuras sociales,
en toda su extensión, no obstante, las personas no deben asumir
—desde ningún campo del saber— una posición tecnológico-determinista,
por el contrario, deben abrirse a encontrar una resignificación
que las sitúe como la herramienta para alcanzar los objetivos que
las mismas personas se hayan planteado en torno a una meta ya sea
profesional o personal.
La relación de dependencia entre tecnología
y sociedad, en el ámbito universitario, genera la demanda social
de organizaciones universitarias flexibles, ésta crece exponencialmente
en virtud del acelerado ritmo de cambio que se inició con mayor
fuerza los últimos 5 años. Para responder esta demanda se debe propiciar
—al interior de las universidades— experiencias innovadoras que
promuevan la eficacia de las mismas y la apertura hacia la flexibilización
de sus procesos y servicios. Al respecto, Vilaseca (2001) plantea
que la flexibilidad se convierte en un concepto estructuralmente fuerte y se define
por tres elementos fundamentales:
1.
Universidades
con capacidad de articular redes interdisciplinarias de docencia
e investigación (superación del concepto de profesor universitario
autosuficiente)
2.
Universidades
con capacidad de articularse en redes institucionales de docencia
y de investigación (superación del concepto universidad autosuficiente)
3.
Universidades
con capacidad de articular conexiones con la actividad productiva
(relaciones universidad-empresa)
Una universidad flexible o global, debe ser capaz de superar los
esquemas educativos pedagógicos rígidos, donde su principal característica
es la excesiva escolarización, basada en enseñanzas frontales academicistas
y centradas en los contenidos, dejando al margen la realidad del
trabajo y el aporte que estas experiencias puedan entregar a la
formación profesional. El curriculum asociado es inflexible y la
adaptación de los estudiantes a las exigencias del mismo no son
concurrentes con los resultados obtenidos del proceso de enseñanza
y de aprendizaje y considera al estudiante como un receptor de contenidos
curriculares relegando su rol a un indeseado segundo plano.
La universidad global del futuro
debe incorporar radicalmente procesos de innovación tendientes a
la flexibilización no solo del proceso de enseñanza y de aprendizaje,
sino también de los procesos inherentes a la gestión administrativa,
hacia la investigación, la transferencia tecnológica y la extensión.
No obstante, a pesar de que las universidades son parte de la revolución
de la información y del conocimiento, también están sujetas a los
lentos cambios de la cultura institucional interna de cada universidad
y a los problemas estructurales del sistema educativo: recursos
humanos y financieros, infraestructura física y de equipamiento,
articulación empresa-universidad, entre otros, por lo que la innovación
será en las universidades una consecuencia de un proyecto institucional
que importe un compromiso del gobierno universitario con la inversión
en tecnología y en recursos humanos altamente especializados para
poder competir a gran escala en el ámbito global.
Vilaseca (2001) señala que las universidades
locales, por sí solas, difícilmente pueden competir en el ámbito
global. Ni siquiera un sistema público universitario puede competir
con transnacionales universitarias que progresivamente se van instalando
en todo el mundo, con la consiguiente estandarización de las realidades
locales, o incluso como servidores de intereses institucionales
de las grandes corporaciones, muy lejos de las realidades sociales
y económicas inmediatas.
Como
consecuencia de lo anterior, otro desafío importante de la universidad
presencial tradicional es hacer frente al surgimiento de las llamadas
“universidades corporativas” (Meister,
1998), y a las “universidades empresariales”
(Clark, 1998).
En
la universidad corporativa la educación superior es concebida
como un negocio, donde las empresas realizan la capacitación y la
formación permanente, producen sus nuevos conocimientos, desarrollan
ciencia y tecnología y lo transmiten a los empleados a través de
programas de capacitación orientados básicamente hacia el cumplimiento
de las metas organizacionales en conjunto con universidades tradicionales
o creando universidades al interior de las empresas como el caso
de las universidades corporativas: Disney World, McDonald’s, Motorola,
entre otras. El enfoque de estas universidades está orientado hacia
el cambio permanente que impone la sociedad, hacia el crecimiento
y el rendimiento de una empresa competitiva. En la universidad corporativa
el objeto de transformación es el “empleado” o el “profesional”
pero en función de las necesidades específicas de los objetivos
estratégicos que aseguren a la empresa la consecución de la meta.
En la universidad empresarial las universidades quieren parecer
empresas y adoptan estrategias, métodos y prácticas comunes del
sector empresarial para la capacitación de las personas.
La
universidad tradicional se enfrenta a un escenario complejo que
no ofrece alternativas que aseguren un crecimiento armónico y sustentable
en el tiempo sin modificar radicalmente su estructura. La alternativa
que asegura la proyección institucional y el alcance competitivo
a escala mundial necesariamente removerá la rigidez de las universidades
para dar paso a la nueva universidad. Sin embargo, la flexibilidad
de una universidad está condicionada no sólo a introducir recursos
tecnológicos en sus procesos, la flexibilización necesariamente
obliga a repensar la universidad en función de su misión como institución
formadora de futuros profesionales, por lo tanto, el cambio debe
surgir desde los fundamentos de la educación y evolucionar hacia
los procesos, componentes y personas que participan directa o indirectamente
en la vida universitaria.
^
EL
CAMBIO DE “PARADIGMA” EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Según Barker, (1995), un paradigma es un "conjunto de reglas y disposiciones
que nos permiten concebir el mundo y sus fenómenos y objetos constitutivos,
o una parte de él, y actuar sobre él dentro de ciertos límites establecidos
por el paradigma, para tomar decisiones y realizar acciones con
el propósito de resolver problemas exitosamente"; lo planteado por Barker nos permite
inferir que el paradigma actual está compuesto por las tecnologías
de información y comunicación en todo orden de cosas, porque están
asociadas directamente con el fenómeno de la globalización, un hecho
que afecta sin distinción a todas las áreas del conocimiento, por
citar un ejemplo que nos aparta del tema central de este análisis,
la economía mundial ha sufrido un cambio estructural en la forma
de hacer negocios, los negocios hoy son e-negocios, donde el prefijo
“e” tiene que ver con la característica distintiva de todas las
relaciones que se realizan a través de Internet al alero de la “nueva
economía”.
En la universidad tradicional el cambio
de paradigma dice relación con pasar de la universidad tradicional
a una universidad flexible, más efectiva y acorde con las
actuales necesidades sociales, económicas, políticas y culturales;
no obstante, no se puede atribuir el cambio de paradigma sólo a
un fenómeno de carácter tecnológico, como la inserción de las TIC
en las universidades, el cambio de paradigma pasa también por una
modificación sustancial a las estructuras educativas de las instituciones
que ofrecen formación profesional. Estos cambios están relacionados
con la “calidad” de la educación superior, aunque estos anhelados
cambios en la educación en general, son viejas aspiraciones, en
este sentido Palant y Valenzuela (2002) señalan “estas preocupaciones
son viejas históricamente. Quizás los educadores, a veces, partimos
de un cansancio emocional frente a ese "elefante blanco"
en que a veces se convierte la educación desde la óptica del cambio,
ya que dar un paso adelante, hacia la efectividad de la enseñanza
y la consolidación del aprendizaje, le ha costado y le cuesta tiempos
muy lentos en función de las necesidades sociales, culturales y
económicas, que llega el momento en que se necesita abrazar alguna
respuesta más operativa para lograr estos cambios” .
Tal como lo plantean los autores del
texto citado en el párrafo anterior, la globalización se convierte
en la respuesta que se espera desde hace más de treinta años para
lograr el cambio de paradigma en la educación superior. Pero la
globalización no es la causa que motiva la transformación de la
educación tradicional, ayuda y estimula el cambio, pero las verdaderas
necesidades son más profundas, los mismos autores las resumen en:
iGenerar procesos educacionales que
propongan un aprendizaje efectivo, es decir que se consoliden los
conocimientos en transferencias a la realidad en forma útil.
iQue la comunicación sea base, no solo
de la relación entre profesor y alumno, sino que tenga una visión
más amplia y sistémica para todo el engranaje educativo.
iQue los sistemas educacionales —desde
los institucionales a los macro institucionales— sean profesionales
y permitan evaluar objetivamente sus procesos como cualquier organización
que necesita perfeccionarse para no perecer.
iQue no siempre nos tome de sorpresa
y muy desprovistos de anticipaciones a las instituciones educativas,
los cambios de paradigmas que se generan, en los cuales la escuela
“ tomada aquí como símbolo “ debería adelantarse o por lo menos
marchar al mismo tiempo para que su “producto” se inserte adecuadamente
en el medio.
iQue se estimulen los procesos de pensamiento
en el educando, para que alcance dentro de sus posibilidades los
mayores niveles de complejidad en la selección y aprendizaje de
información significativa, en la toma de decisiones y en la resolución
de problemas.
El cambio de paradigma no se resuelve
con la mera adopción de TIC, ni mucho menos con ser partícipes del
fenómeno de la globalización ya que se puede apreciar que las necesidades
de un nuevo paradigma no son tan nuevas como se cree; no obstante,
las TIC por sí solas no constituyen el cambio, son un aporte para
que el nuevo paradigma entre en plena vigencia, pues pasar de una
universidad tradicional a una universidad global implica modificaciones
estructurales en la organización, un cambio de paradigma y la sólida
consolidación de un proceso que introduzca las TIC como herramienta
para llevar a cabo la transformación universitaria.
El
nuevo paradigma establece –además— modificaciones en los roles de
los agentes que intervienen en el proceso de enseñanza y de aprendizaje
como consecuencia de la integración y adopción de las TIC, donde
para efectos de este análisis son agentes del proceso: los docentes,
los contenidos, los materiales de estudio, los medios, los alumnos
y el ambiente de aprendizaje, sin ser excluyentes con otros elementos
menos relevantes para este análisis, a continuación se define el
nuevo rol de los actores del proceso educativo que obedece al nuevo
paradigma, orientado a la universidad global y flexible.
Los
docentes: La enseñanza frontal,
academicista y centrada en la transmisión de contenidos debe dar
paso a los procesos de aprendizaje autogestionados por los mismos
estudiantes. El ejercicio docente debe hacer énfasis en la facilitación,
el liderazgo y la conducción de un proceso de aprendizaje individual
como una parte de un todo coherente fundamentalmente colaborativo.
Los contenidos: Las TIC posibilitan la individualización
de los contenidos y la interacción, de tal forma éstos deben ser
reestructurados para permitir el acceso remoto y no lineal de los
estudiantes a los contenidos curriculares y no se debe limitar ni
condicionar la entrega de contenidos a lo mínimo exigido.
Los materiales de estudio: La elaboración de materiales de estudio está condicionada por el usuario final,
por lo tanto es indispensable considerar que el estudiante con el
que nos encontramos hoy día es más exigente y en algunos casos posee
sólidas competencias y habilidades en relación al uso de recursos
tecnológicos lo que nos obliga a invertir tiempo, recursos y a adquirir
destrezas —que hasta hace un par de años atrás eran privilegio de
unos pocos— para la confección del material de apoyo docente.
Los medios: Para hacer referencia a los “medios”
a través de los cuales se transmite la información (contenidos)
hacia los estudiantes, es necesario destacar que las tecnologías
digitales han optimizado significativamente los recursos que los
docentes utilizan como soporte de la información y como canales
de comunicación. La posibilidades que ofrece Internet así como las
múltiples aplicaciones que la multimedia permite desarrollar abre
un abanico de posibilidades a los docentes para elegir la opción
que más se ajuste a sus capacidades y recursos.
Los alumnos: El estudiante deja de ser un recipiente
de contenidos, donde la enseñanza tubular (lo que entra es igual
a lo que sale) queda relegada al pasado. Estamos enfrentados a jóvenes
que tienen en sus manos el poder de la información, por lo tanto,
el alumno compara, elige y delata fácilmente. Tiene la posibilidad
de elegir a su medida cómo, cuándo, dónde y con quién estudiar e
iniciar su formación profesional.
El problema
llegará a su máxima expresión cuando en el año 2005 ingresen a las
universidades aquellos jóvenes que en 1992, con seis años de edad
daban sus primeros pasos en la educación básica, justo cuando se
iniciaba la era Internet. Estos alumnos tendrán años de ventaja,
crecieron y se formaron en una sociedad informatizada, por lo tanto
sus competencias y habilidades respecto a las tecnologías serán
absolutamente transparentes y por lógica su grado de exigencia para
con quienes intervendrán en su formación profesional tendrá como
punto de partida sus propias capacidades.
Esta es una realidad compleja y quedan
en la práctica 2 años para que los principales agentes de cambio
—los docentes— se preparen para el año 2005 adquiriendo destrezas
y habilidades en el uso y aplicación de las TIC en beneficio de
su desarrollo y autonomía profesional.
El ambiente de aprendizaje: Este amplía sus límites hacia un espacio virtualmente infinito, donde cualquier
lugar puede ser utilizado como una instancia de aprendizaje. La
vida universitaria traspasa los límites de la infraestructura física
y se extiende hacia el “Campus Virtual”, un lugar de encuentro,
de integración y de debate académico. Las relaciones interpersonales
se estrechan considerablemente gracias a los múltiples medios de
comunicación e interacción que existen en un campus virtual de una
institución educativa.
Para
encausar la acción de los agentes del proceso en función del rol
que les depara el nuevo paradigma, existen condiciones favorables
que el contexto proporciona para impulsar el cambio, al respecto,
Oilo (1998), distingue los siguientes factores clave en la evolución
hacia el nuevo paradigma:
Factores clave del cambio del paradigma
FACTOR
|
EVOLUCIÓN
|
Tiempo
|
El
factor tiempo ya no será una limitación; la enseñanza asincrónica
libera al estudiante de los imperativos de tiempo.
|
Espacio
|
El
factor distancia ya no será una limitación; el estudiante
puede participar en la enseñanza sin necesidad de estar presente
en el espacio físico universitario.
|
Costo
|
La
inversión pedagógica para la enseñanza a distancia moderna
es ciertamente más importante que la del modelo tradicional,
ya sea la inversión inicial o la ligada a la entrega de la
enseñanza. Pero dos factores van a disminuir el
costo global en los factores de escala:
1)
la reducción de las necesidades de superficies y locales,
2) el aumento sensible del tamaño de la clase virtual.
|
Relaciones
|
La
relación tradicionalmente vertical entre docentes y alumnos
va a evolucionar hacia un modelo más horizontal en
el cual el docente se transforma en facilitador, experto,
colega, y el alumno pasa a ser naturalmente activo. En esta
evolución de los papeles, el grupo cobra importancia
como espacio de consulta, concertación y colaboración. Mediante
este mecanismo, la enseñanza es "recibida" por el
individuo en la interacción con un grupo en que los docentes
no son más que uno de los elementos. Se trata de una redefinición
completa de los papeles, en la cual el dinamismo de los papeles
exige un estudiante adaptable.
|
Información/
conocimiento
|
La
transferencia de conocimientos ya no es el objeto primero
de la educación; el alumno debe aprender a adquirir
información, conforme a sus necesidades, a evaluarla y a transformarla
en conocimiento a través del proceso relacional.
|
Mercado
|
Al
liberar los factores espacio y tiempo, la educación se abre
al mercado mundial en que la lengua va a pasar a ser
una de las limitaciones principales de la expansión.
|
Competencia
Colaboración
|
La
mundialización del mercado de la educación y la aparición
de entidades nuevas, situadas deliberadamente en el espacio
comercial, va a intensificar la competencia entre las empresas
de la educación. Paralelamente, la colaboración y las alianzas
estratégicas van a imponerse como las respuestas adaptadas
a los cambios de parte de las universidades.
|
Evaluación
|
Los
conceptos tradicionales de evaluación de los alumnos sobre
la base de resultados (exámenes) deberán adaptarse a métodos
nuevos en que la evaluación del proceso cobrará mayor
importancia, permitiendo así escapar a la medida de los conocimientos
asimilados e integrar factores más sensibles a la ecuación
del nuevo profesional: capacidad de investigación,
de adaptación, de comunicación, de colaboración...
|
Tipo
|
La
distinción de los tipos de educación (primaria, secundaria,
técnica, universitaria, profesional) va a perder importancia
para dar lugar a una enseñanza permanente.
|
^
LA VIRTUALIZACIÓN
DE LAS UNIVERSIDADES: EL CAMINO HACIA LA UNIVERSIDAD GLOBAL
La palabra virtual hoy en día está
sonando en todo orden de cosas, escuchamos hablar de biblioteca
virtual, empresa virtual, tutor virtual, universidad virtual, etc.
Desde nuestra perspectiva, la virtualización es el gran proceso
que deben realizar las universidades —y las organizaciones en general—
para consolidar el cambio.
La
virtualización de las universidades es un proceso mediante el cual
se representan objetos, datos y actividades inherentes a las actividades
de enseñanza y de aprendizaje en un formato numérico digital y que
permite a todos los integrantes de la comunidad acceder a los servicios
virtuales a través de Internet, tales como: inscripción académica
en línea, acceso a bibliografía electrónica, establecer redes de
comunicación e interacción entre estudiantes-profesores, profesores-profesores,
estudiantes-estudiantes, vale decir, el acceso a un “campus virtual”
entendiendo por éste el resultado de la virtualización de una universidad.
Modelos de
Universidad Virtual
De acuerdo a los intereses académicos y recursos disponibles,
las universidades tienen distintas formas de virtualizarse, desde
aquí, resulta interesante observar en este ámbito los actuales
grados de virtualidad existentes en la educación superior. El grado
varía desde la virtualidad como complemento a la educación presencial
hasta llegar a la virtualización total de la universidad.
Es difícil tomar una decisión respecto al modelo de universidad
virtual que se quiere implementar cuando no se tiene conocimiento
acabado del tema, por esto, se consideró importante incluir en este
capítulo información que permita al lector identificar un modelo
de universidad virtual de acuerdo a necesidades específicas de cada
institución.
Como punto de partida a una distinción de modelos de universidad
virtual, Sangrà (2001) establece un eje tridimensional que
distingue los modelos según el tipo de iniciativa, según el tipo
de tecnología y según el tipo de oferta. Fig. 1.
Según
el Tipo de Iniciativa
Farell (1999), en un informe para The Commonwealth of Learning,
institución que analiza la situación de la educación superior en
el ámbito anglosajón, identifica cinco modelos, de los cuáles solamente
califica a uno como híbrido.
En realidad, hay pocos modelos puros, pero el análisis de Farell
no es exhaustivo, puesto que existen otros modelos que su informe
no menciona.
Un primer análisis nos permite encontrar los modelos siguientes:
a) Universidad presencial que introduce elementos de virtualidad
en su dinámica educativa
Generalmente, se trata de actividades de carácter puntual,
que pueden oscilar desde el mero hecho de facilitar al profesorado
herramientas para crear sus propias páginas web, o la creación de
listas de distribución para los estudiantes de determinadas asignaturas,
hasta la realización de determinadas asignaturas, normalmente de
libre elección, para entornos considerados virtuales o semi presenciales
(on line, videoconferencias ...).
Habitualmente, esta práctica no modifica sustancialmente la
dinámica del aula, y la evaluación de la misma se realiza siguiendo
criterios estándar utilizados tradicionalmente.
b) Universidad presencial con extensión universitaria virtual
Algunas universidades —cada vez más—, han desarrollado espacios
de virtualidad separados —sino jurídicamente, sí organizativamente—
de la dinámica general de la universidad, desde los cuales se ofrecen,
básicamente, cursos de extensión universitaria o formación continua.
A menudo estas extensiones son también un laboratorio de pruebas
organizativas de virtualidad para ser implantadas al conjunto de
la universidad. Ejemplos: UC Berkeley Extension, Phoenix Online,
CEPADE.
c) Espacios compartidos de cursos virtuales que ofrecen las
universidades presenciales
Las
universidades presenciales que están ofreciendo determinados cursos
virtuales deciden compartir un único espacio en el que puedan facilitar
su oferta a estudiantes que pueden acceder por medio de determinadas
tecnologías. Normalmente, estas experiencias toman la figura de
un Consorcio, participado por todas las instituciones que formen
parte del mismo, de las cuales algunas, en ciertos casos, pueden
provenir del sector empresarial o industrial. Ejemplos: California
Virtual University, Cardean University (Unext.com), Bayerische Virtuelle
Universität.
d) Universidad virtual adosada a la universidad tradicional
Algunas
universidades tradicionales han creado universidades virtuales en
su propio entorno. Han constituido espacios virtuales gestionados
independientemente con los mismos elementos básicos de la universidad
tradicional. Muchas de estas experiencias realizadas hasta ahora
utilizan los mismos profesores y/o la misma administración que la
universidad tradicional que las acoge, aunque debido a diversos
problemas de carácter organizativo han provocado que algunas hayan
creado equipos docentes y de gestión diferenciados. Ejemplos: Universidad
Virtual del TEC de Monterrey, UNIVIR de la Universidade Carioca,
WorldCampus de Penn State University.
e) Universidad virtual como organización virtual
Las que han estado creadas específicamente para ser universidades
virtuales. La mayoría, aunque no todas, provienen del ámbito de
las universidades abiertas o a distancia. Disponen de un modelo
organizativo y pedagógico diferenciado. Ejemplos: UOC, Capella University,
Western Governors University.
f) Espacios virtuales interuniversitarios comunes
Aquí se pueden encontrar las colaboraciones que se producen
entre universidades que disponen de un entorno virtual y deciden
ofrecer cursos de sus planes de estudios a las dos comunidades universitarias.
Ejemplos: SVM (Student Virtual Mobility Project) a cargo de Vaxjö
University (Suecia), Open University (Reino Unido) y la Universitat
Oberta de Catalunya.
Como epílogo a este punto, mencionar que estos modelos de universidades
pueden responder, básicamente, a iniciativas de estas tipologías
de procedencia:
- Universidades
presenciales que incorporan a su oferta la formación por vía telemática,
sin experiencia previa en educación a distancia.
- Universidades
presenciales que incorporan a su oferta la formación por vía telemática,
aunque teniendo ya experiencia en educación a distancia.
- Universidades
abiertas o a distancia que ofrecen formación por vía telemática.
- Iniciativas
de nueva creación, privadas y públicas, entre ellas los consorcios
interuniversitarios o interempresariales.
Según
la oferta
Por otro lado, podemos clasificar estas iniciativas en función
de su oferta, ya sea relacionándola con su núcleo temático, el volumen
de estudiantes que acogen o el idioma que utilizan para la transferencia
de conocimiento.
a) Temática
Históricamente, las instituciones de educación superior que
se habían introducido en la formación virtual se habían concentrado
en la formación de postgrado y en la extensión universitaria.
La oferta de titulaciones universitarias homologadas demuestran
la potencialidad de la formación virtual y las posibilidades reales
de ofrecer una formación universitaria de calidad a través de mecanismos
telemáticos, léase en este caso campus virtual.
De
igual forma, algunas universidades han desarrollado esta práctica
a través únicamente de alguno de sus Departamentos, con lo cual,
y con independencia de si se trata de título homologados o propios,
o se trata de formación de extensión o no, también encontramos,
en algunos casos, una cierta especialización vinculada a determinadas
áreas de conocimiento.
Los cursos relacionados con temáticas económicas o empresariales,
informáticas y pedagógicas son los que más se ofrecen a través de
la virtualidad, si bien en los últimos años empieza a existir una
mayor diversificación.
b) Volumen
En Europa, en 1995, se encontraban en funcionamiento dos experiencias
piloto de uso de los entornos virtuales como medios de enseñanza
y aprendizaje. La tendencia de las instituciones de educación superior,
especialmente las universidades, ha sido incorporar experiencias
piloto normalmente aisladas, con una oferta de plazas reducida.
Esta práctica, recomendable en especial cuando la institución inicia
su andadura por este nuevo medio, se ha estancado en distintas instituciones,
que han echado en falta la existencia de un Plan estratégico que
apoyara su iniciativa. No es hasta 1997 y en adelante, que algunas
universidades empiezan a vislumbrar el gran potencial que este tipo
de formación puede llegar a alcanzar, que se plantean determinadas
inversiones en este campo.
A pesar de ello, existen muchas iniciativas con un número considerablemente
bajo de participantes. Por otro lado, las cifras que provienen de
Norteamérica deben tratarse con suma precaución, dado que habitualmente
se refieren a las veces que un estudiante se inscribe en distintos
cursos (enrollment) y no al número total de estudiantes vinculados
a un sistema de formación virtual.
En cualquier caso, podríamos distinguir entre instituciones
embrionarias o que persiguen un mercado concreto (hasta 3.000 estudiantes
aproximadamente) e instituciones consolidadas, que se mueven entre
los 10.000 y 30.000 estudiantes en estos momentos.
Según la tecnología de distribución (delivery system)
A pesar de que, como hemos visto anteriormente, Rosenberg (2001)
establece unos criterios para considerar una actividad como e-learning,
y en concreto destaca que se realice en red y que utilice tecnología
Internet, existe otra variable fundamental, por cuanto aporta de
posible flexibilidad en los modelos de formación virtual: el tiempo.
En este sentido, y con independencia de las tecnologías al
uso, podríamos establecer una distinción entre aquellos modelos
que utilizan de forma distinta la sincronía y la asincronía.
a) Modelos principalmente síncronos
La virtualidad se encuentra en el hecho de poder superar la
barrera de la distancia. Metodológicamente, estos modelos no difieren
en exceso de los modelos presenciales, aún cuando tengan diferencias,
obvias en algunos casos y notables en otros.
A
menudo hacen uso de los sistemas de videoconferencia y chat, así
como de sesiones presenciales en las cuales plantean conferencias,
tutorías, etc. El correo electrónico suele ser la herramienta más
asíncrona que utilizan. En los casos más extremos y, por tanto,
más alejados de la virtualidad propiamente dicha (según Rosenberg
esto no sería e-learning), se basan en clases presenciales periódicas
con el uso complementario de TIC.
b) Modelos parcialmente asíncronos
Acostumbran a ser modelos de transición en instituciones que
aún tienen importantes reservas sobre la eficiencia de modelos completamente
síncronos.
Suelen basarse en el uso de un entorno virtual de aprendizaje
que a menudo no llega a ser una verdadera comunidad educativa virtual,
sino más bien un espacio virtual repositorio de materiales y que
también se utiliza como tablón de anuncios.
Este
espacio se complementa con alguna sesión presencial y el uso de
sistemas de videoconferencia y chat, determinando por tanto, un
modelo híbrido, con un uso restringido de las posibilidades sincrónicas.
c) Modelos esencialmente asíncronos
Se
basan en el aprovechamiento máximo de las potencialidades de los
entornos virtuales de aprendizaje (EVA), que aportan, fundamentalmente,
flexibilidad e interactividad; permiten acceder a las fuentes de
información y recursos ubicadas en Internet, así como a los materiales
didácticos integrados en el entorno virtual y proporcionados por
la propia institución; y permiten la vinculación a una verdadera
comunidad virtual de personas que aprenden (Duart y Sangrà, 2000).
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