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Hacia la Universidad Global
 
 
 
PUBLICACIÓN U-VIRTUAL


De la Universidad Tradicional a la Universidad Global


10/06/2003
Jorge Valenzuela Gárate
Diseñador en Comunicación Visual - Magíster en Informática Educativa

PRIMERA PARTE

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INTRODUCCIÓN

Estamos viviendo un período de transición y cambio en el sistema de educación superior, en el cual la sociedad de la información ha condicionado el proceso a las exigencias que ésta demanda a mujeres y hombres del presente siglo. Asumir estas exigencias y transformarlas en atributos diferenciadores supone la permanencia de las universidades en el emergente mercado del conocimiento, donde podrán mantenerse vigentes y competitivas en el corto, mediano y largo plazo. Por el contrario, no adaptar las estructuras universitarias al contexto global supone un deterioro del posicionamiento institucional imposible de remediar.

El concepto de universidad global surge como respuesta a la globalización. Este fenómeno que se ha visto favorecido por la revolución de la ciencia y de la tecnología, tiene distintos significados dependiendo del lugar desde donde se enfoque, pero para efectos de esta reflexión personal, globalización es la interrelación a escala mundial que se realiza en el ámbito social, económico, político y cultural; donde todos los habitantes del mundo pueden intercambiar bienes, servicios, productos, ideas y tendencias. La acción que se desprende de la globalización es permitida en mayor o menor grado por el desarrollo de las telecomunicaciones en cada país y en general propicia la desaparición de las fronteras locales y nacionales. Desde esta perspectiva resulta tentador adoptar una postura a favor o en contra de la globalización, pero no es el tema central de este texto, ya que negar este fenómeno es casi tan absurdo como oponerse a él.

Es inevitable asociar la globalización con la red Internet, ya que ésta ha permitido conectar —a través de una gran red hipertextual de nodos y enlace— los distintos nichos de conocimiento en todo el mundo; por lo tanto, al fenómeno de la globalización le subyace la llamada revolución del conocimiento. En este sentido, las universidades, que tienen por misión la docencia, investigación y extensión en función de la creación y transmisión del conocimiento, deben modificar sustancialmente sus estructuras para transformarse en instituciones más flexibles y capaces de mantener un desarrollo armónico y sustentable, comprometidas con la innovación tecnológica permanente, vinculadas en una relación sinérgica con las empresas, con elevados parámetros de calidad y pertinencia en su oferta académica y altamente competitivas a nivel local, nacional e internacional.

En este capítulo se reflexiona acerca de la necesidad que tienen las universidades de introducir cambios en respuesta a los retos que la economía del conocimiento impone a la educación superior y de las amenazas provenientes del entorno globalizado. Se plantea el potencial incremento de la flexibilización de la gestión universitaria al incorporar las tecnologías de información y comunicación en forma integrada y paralela a un cambio de paradigma profundo, que permita repensar la educación universitaria desde una reconceptualización de la misión que la ocupa como formadora de profesionales, hacia una universidad global y flexible con capacidad de adaptarse rápidamente al acelerado ritmo de cambio, traspasando las fronteras locales con atributos diferenciadores que sólo poseen las organizaciones que aprenden (Senge, 1995). Asimismo, producto de la experiencia en la creación de una universidad virtual se dan a conocer los aspectos teóricos y prácticos más relevantes en la implementación de una plataforma tecnológica para la operalización de una universidad virtual adosada a una tradicional. El planteamiento y la creación del concepto de la universidad virtual que en este capítulo se describe, es una visión particular de un grupo de profesionales ligados a la tecnología y a la educación, por lo tanto no constituye en ningún caso un “modelo único”, y tampoco pretende serlo. La idea es compartir el camino recorrido para contribuir —desde la experiencia adquirida— con aquellas personas o instituciones que estén partiendo con iniciativas similares.

En este capítulo se utiliza el concepto universidad flexible, universidad virtual, universidad global, universidad bimodal, indistintamente como aquella universidad tradicional que incorpora en su estructura una universidad virtual que la inserte en el ámbito global ampliando su oferta académica a otras fronteras en modalidad a distancia y complementando sus procesos de enseñanza y aprendizaje tradicional.

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LA UNIVERSIDAD FLEXIBLE Y EL MERCADO DEL CONOCIMIENTO

El mercado del conocimiento es producto de una serie de tendencias que surgieron con la globalización, donde el conocimiento se convierte en el valor agregado de los bienes y servicios y se ampara en las exigencias de una sociedad marcada fuertemente por la revolución mundial de la tecnología, por la explosión de la información, las señales simbólicas, los sistemas experto, la mundialización de la economía, la convergencia digital de los medios de comunicación y por un constante cambio.

En este contexto, el desarrollo científico y tecnológico crece de manera exponencial lo que provoca también la rápida obsolescencia del conocimiento gatillando profundas y constantes transformaciones en las estructuras de todas las instituciones sociales existentes. Este hecho obliga al Estado, a las empresas, al sector productivo, a las instituciones educativas y a las personas a actuar rápidamente para adaptarse al ritmo de cambio imperante, por lo consiguiente, las universidades deben ofrecer al medio, no sólo oferta académica de formación profesional, sino ofrecer educación permanente que permita a los profesionales y personas en general adquirir competencias y habilidades teórico-prácticas pertinentes a la realidad laboral donde se insertan.

Es así como en el escenario de cambio permanente las universidades deben adoptar estrategias para flexibilizar la organización y poder responder a la demanda de la sociedad entregando nuevas herramientas a los principales agentes de cambio que conforman las estructuras universitarias: alumnos, docentes, profesionales y administrativos; y que les permita participar activamente en la sociedad actual. Por esta razón, una de las principales estrategias que deben implementar las  universidades es incorporar las Tecnologías de Información y Comunicación, en adelante TIC, en todos los procesos inherentes a la gestión administrativa y a la gestión académica involucrando a todos los componentes del sistema educativo en una transformación institucional significativa y trascendental que asegure la permanencia y la inserción de la universidad en un mundo globalizado.

La dimensión social de las TIC

Existen muchas definiciones de TIC, pero nos centraremos en la propuesta por Gonzalez, Gisbert (1996), donde plantea que las tecnologías de información y comunicación son un conjunto de procesos y productos derivados de las nuevas herramientas (hardware y software), soportes de la información y canales de comunicación relacionados con el almacenamiento, procesamiento y transmisión digitalizados de la información.

Cabero (1998), ha resumido las características de las tecnologías de información y comunicación recogidas de varios autores y sus rasgos son: inmaterialidad, interactividad, instantaneidad, innovación, elevados parámetros de calidad de imagen y sonido, digitalización, influencia más sobre los procesos que sobre los productos, automatización, interconexión y diversidad.

Inmaterialidad

La información constituye la materia básica de la sociedad. Las TIC realizan el proceso de la comunicación de la información, un proceso visible pero intangible, que adquiere valor cuando la información que se transmite genera cambios en aquellas personas sindicadas como destinatarias del mensaje. La inmaterialidad permite la distribución y el acceso global.

 

Interactividad

Es la característica más relevante de estas tecnologías,  ya que la interactividad que realizan los estudiantes con el computador para acceder a las fuentes de información, permite la individualización de los contenidos, por lo tanto, favorecen el proceso educativo centrado en el aprendizaje de las personas.

Interconexión

Dos tecnologías conectadas producen nuevos recursos tecnológicos, como la telemática, tecnología que resulta de la conexión entre las telecomunicaciones y la informática. La educación virtual –por ejemplo– utiliza recursos telemáticos.

Instantaneidad

Los servicios que ofrece Internet permiten acceder en forma rápida a fuentes de información y conocimiento ubicadas en lugares remotos. Un correo electrónico llega desde Suecia a Chile en forma instantánea. Incluso el chat permite comunicarse en tiempo real.

 
Elevados parámetros de calidad de imagen y sonido.

Los avances en el desarrollo de nuevos software para la edición de textos y la digitalización de imágenes y sonidos, posibilitan el tratamiento de la información con resultados excelentes. Hoy por ejemplo, existen diversos catálogos en línea que incluyen fotografías con excelente calidad  de imagen. Los Mp3 ofrecen música digital con excelente sonido.


Digitalización

Permite pasar del átomo al bit, vale decir, el texto, la imagen, el sonido y el video pueden ser digitalizados en función de ser utilizados en un mismo formato. La materia se transforma en dígitos binarios (ceros y unos) y por consiguiente se vuelve inmaterial. Las señales análogas que llegan a través del teléfono se transforman en digitales gracias a la acción de un MODEM.

Mayor Influencia sobre los procesos que sobre los productos

En el ámbito de la educación virtual, los estudiantes realizan el proceso de enseñanza y de aprendizaje en forma autónoma accediendo a los materiales que ha preparado el profesor o guía de su curso en forma remota. El alumno estudia cuando quiera, donde quiera y a la hora que quiera, ya que los contenidos del curso (producto) dispuestos por el profesor / tutor, posibilitan que el alumno construya conocimiento de acuerdo a sus propias capacidades (mayor influencia en el proceso).


Penetración en todos los sectores (culturales, económicos, educativos, industriales…)

Las TIC penetran indistintamente todos los campos del conocimiento y como consecuencia modifican las estructuras de toda la sociedad. De la economía a la nueva economía; de la educación tradicional a la virtual, del gobierno al e-gobierno, son entre otros, ejemplos de la penetración social de estas tecnologías.


Innovación

La rápida obsolescencia de las mismas, obliga constantemente a introducir mecanismos de innovación en todo orden de cosas, y en algunos casos, como por ejemplo en el comercio electrónico surgieron comunidades virtuales que se dedican a prácticas históricas que el hombre realizaba para vivir, como el trueque. Las subastas de artículos usados. Resurgió la comunicación por correspondencia escrita entre personas, gracias al correo electrónico.

Tendencia hacia automatización

La necesidad de automatizar tareas y procesos rutinarios inherentes a la administración y gestión en las organizaciones en general, encontraron la respuesta en las TIC. Una Intranet por ejemplo, permite a los estudiantes de un plantel universitario realizar la inscripción académica desde sus hogares a través de Internet validando su acceso a los registros con sólo ingresar su número de cédula de identidad. Los ficheros en las bibliotecas han dado paso a los catálogos en línea y se puede reservar un libro desde cualquier computador conectado a la red local.


Diversidad

La aplicación de las TIC es tan diversa como las personas que las utilizan. Mientras un niño en Chile aprende a leer a través del Abrapalabra, en México se realizan prácticas de telemedicina a través del satélite Satmex 6.

La dimensión social que alcanzan estas tecnologías obedecen a la presión que ejercen sobre los procesos en todas las formas de la vida y del trabajo. Esta sinergia que existe entre tecnología y sociedad remueve las estructuras sociales, en toda su extensión, no obstante, las personas no deben asumir —desde ningún campo del saber— una posición tecnológico-determinista, por el contrario, deben abrirse a encontrar una resignificación que las sitúe como la herramienta para alcanzar los objetivos que las mismas personas se hayan planteado en torno a una meta ya sea profesional o personal.

La relación de dependencia entre tecnología y sociedad, en el ámbito universitario, genera la demanda social de organizaciones universitarias flexibles, ésta crece exponencialmente en virtud del acelerado ritmo de cambio que se inició con mayor fuerza los últimos 5 años. Para responder esta demanda se debe propiciar —al interior de las universidades— experiencias innovadoras que promuevan la eficacia de las mismas y la apertura hacia la flexibilización de sus procesos y servicios. Al respecto, Vilaseca (2001) plantea que la flexibilidad se convierte en un concepto estructuralmente fuerte y se define por tres elementos fundamentales:

1.       Universidades con capacidad de articular redes interdisciplinarias de docencia e investigación (superación del concepto de profesor universitario autosuficiente)

2.       Universidades con capacidad de articularse en redes institucionales de docencia y de investigación (superación del concepto universidad autosuficiente)

3.       Universidades con capacidad de articular conexiones con la actividad productiva (relaciones universidad-empresa)

Una universidad flexible o global, debe ser capaz de superar los esquemas educativos pedagógicos rígidos, donde su principal característica es la excesiva escolarización, basada en enseñanzas frontales academicistas y centradas en los contenidos, dejando al margen la realidad del trabajo y el aporte que estas experiencias puedan entregar a la formación profesional. El curriculum asociado es inflexible y la adaptación de los estudiantes a las exigencias del mismo no son concurrentes con los resultados obtenidos del proceso de enseñanza y de aprendizaje y considera al estudiante como un receptor de contenidos curriculares relegando su rol a un indeseado segundo plano.

La universidad global del futuro debe incorporar radicalmente procesos de innovación tendientes a la flexibilización no solo del proceso de enseñanza y de aprendizaje, sino también de los procesos inherentes a la gestión administrativa, hacia la investigación, la transferencia tecnológica y la extensión. No obstante, a pesar de que las universidades son parte de la revolución de la información y del conocimiento, también están sujetas a los lentos cambios de la cultura institucional interna de cada universidad y a los problemas estructurales del sistema educativo: recursos humanos y financieros, infraestructura física y de equipamiento, articulación empresa-universidad, entre otros, por lo que la innovación será en las universidades una consecuencia de un proyecto institucional que importe un compromiso del gobierno universitario con la inversión en tecnología y en recursos humanos altamente especializados para poder competir a gran escala en el ámbito global.

Vilaseca (2001) señala que las universidades locales, por sí solas, difícilmente pueden competir en el ámbito global. Ni siquiera un sistema público universitario puede competir con transnacionales universitarias que progresivamente se van instalando en todo el mundo, con la consiguiente estandarización de las realidades locales, o incluso como servidores de intereses institucionales de las grandes corporaciones, muy lejos de las realidades sociales y económicas inmediatas.

Como consecuencia de lo anterior, otro desafío importante de la universidad presencial tradicional es hacer frente al surgimiento de las llamadas “universidades corporativas” (Meister, 1998), y a las “universidades empresariales” (Clark, 1998).

En la universidad corporativa la educación superior es concebida como un negocio, donde las empresas realizan la capacitación y la formación permanente, producen sus nuevos conocimientos, desarrollan ciencia y tecnología y lo transmiten a los empleados a través de programas de capacitación orientados básicamente hacia el cumplimiento de las metas organizacionales en conjunto con universidades tradicionales o creando universidades al interior de las empresas como el caso de las universidades corporativas: Disney World, McDonald’s, Motorola, entre otras. El enfoque de estas universidades está orientado hacia el cambio permanente que impone la sociedad, hacia el crecimiento y el rendimiento de una empresa competitiva. En la universidad corporativa el objeto de transformación es el “empleado” o el “profesional” pero en función de las necesidades específicas de los objetivos estratégicos que aseguren a la empresa la consecución de la meta. En la universidad empresarial las universidades quieren parecer empresas y adoptan estrategias, métodos y prácticas comunes del sector empresarial para la capacitación de las personas.

La universidad tradicional se enfrenta a un escenario complejo que no ofrece alternativas que aseguren un crecimiento armónico y sustentable en el tiempo sin modificar radicalmente su estructura. La alternativa que asegura la proyección institucional y el alcance competitivo a escala mundial necesariamente removerá la rigidez de las universidades para dar paso a la nueva universidad. Sin embargo, la flexibilidad de una universidad está condicionada no sólo a introducir recursos tecnológicos en sus procesos, la flexibilización necesariamente obliga a repensar la universidad en función de su misión como institución formadora de futuros profesionales, por lo tanto, el cambio debe surgir desde los fundamentos de la educación y evolucionar hacia los procesos, componentes y personas que participan directa o indirectamente en la vida universitaria.

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EL CAMBIO DE “PARADIGMA” EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Según Barker, (1995), un paradigma es un "conjunto de reglas y disposiciones que nos permiten concebir el mundo y sus fenómenos y objetos constitutivos, o una parte de él, y actuar sobre él dentro de ciertos límites establecidos por el paradigma, para tomar decisiones y realizar acciones con el propósito de resolver problemas exitosamente"; lo planteado por Barker nos permite inferir que el paradigma actual está compuesto por las tecnologías de información y comunicación en todo orden de cosas, porque están asociadas directamente con el fenómeno de la globalización, un hecho que afecta sin distinción a todas las áreas del conocimiento, por citar un ejemplo que nos aparta del tema central de este análisis, la economía mundial ha sufrido un cambio estructural en la forma de hacer negocios, los negocios hoy son e-negocios, donde el prefijo “e” tiene que ver con la característica distintiva de todas las relaciones que se realizan a través de Internet al alero de la “nueva economía”.

En la universidad tradicional el cambio de paradigma dice relación con pasar de la universidad tradicional a una universidad flexible, más efectiva y acorde con las actuales necesidades sociales, económicas, políticas y culturales; no obstante, no se puede atribuir el cambio de paradigma sólo a un fenómeno de carácter tecnológico, como la inserción de las TIC en las universidades, el cambio de paradigma pasa también por una modificación sustancial a las estructuras educativas de las instituciones que ofrecen formación profesional. Estos cambios están relacionados con la “calidad” de la educación superior, aunque estos anhelados cambios en la educación en general, son viejas aspiraciones, en este sentido Palant y Valenzuela (2002) señalan “estas preocupaciones son viejas históricamente. Quizás los educadores, a veces, partimos de un cansancio emocional frente a ese "elefante blanco" en que a veces se convierte la educación desde la óptica del cambio, ya que dar un paso adelante, hacia la efectividad de la enseñanza y la consolidación del aprendizaje, le ha costado y le cuesta tiempos muy lentos en función de las necesidades sociales, culturales y económicas, que llega el momento en que se necesita abrazar alguna respuesta más operativa para lograr estos cambios” .

Tal como lo plantean los autores del texto citado en el párrafo anterior, la globalización se convierte en la respuesta que se espera desde hace más de treinta años para lograr el cambio de paradigma en la educación superior. Pero la globalización no es la causa que motiva la transformación de la educación tradicional, ayuda y estimula el cambio, pero las verdaderas necesidades son más profundas, los mismos autores las resumen en:

iGenerar procesos educacionales que propongan un aprendizaje efectivo, es decir que se consoliden los conocimientos en transferencias a la realidad en forma útil.

iQue la comunicación sea base, no solo de la relación entre profesor y alumno, sino que tenga una visión más amplia y sistémica para todo el engranaje educativo.

iQue los sistemas educacionales —desde los institucionales a los macro institucionales— sean profesionales y permitan evaluar objetivamente sus procesos como cualquier organización que necesita perfeccionarse para no perecer.

iQue no siempre nos tome de sorpresa y muy desprovistos de anticipaciones a las instituciones educativas, los cambios de paradigmas que se generan, en los cuales la escuela “ tomada aquí como símbolo “ debería adelantarse o por lo menos marchar al mismo tiempo para que su “producto” se inserte adecuadamente en el medio.

iQue se estimulen los procesos de pensamiento en el educando, para que alcance dentro de sus posibilidades los mayores niveles de complejidad en la selección y aprendizaje de información significativa, en la toma de decisiones y en la resolución de problemas.

El cambio de paradigma no se resuelve con la mera adopción de TIC, ni mucho menos con ser partícipes del fenómeno de la globalización ya que se puede apreciar que las necesidades de un nuevo paradigma no son tan nuevas como se cree; no obstante, las TIC por sí solas no constituyen el cambio, son un aporte para que el nuevo paradigma entre en plena vigencia, pues pasar de una universidad tradicional a una universidad global implica modificaciones estructurales en la organización, un cambio de paradigma y la sólida consolidación de un proceso que introduzca las TIC como herramienta para llevar a cabo la transformación universitaria.

El nuevo paradigma establece –además— modificaciones en los roles de los agentes que intervienen en el proceso de enseñanza y de aprendizaje como consecuencia de la integración y adopción de las TIC, donde para efectos de este análisis son agentes del proceso: los docentes, los contenidos, los materiales de estudio, los medios, los alumnos y el ambiente de aprendizaje, sin ser excluyentes con otros elementos menos relevantes para este análisis, a continuación se define el nuevo rol de los actores del proceso educativo que obedece al nuevo paradigma, orientado a la universidad global y flexible.

Los docentes: La enseñanza frontal, academicista y centrada en la transmisión de contenidos debe dar paso a los procesos de aprendizaje autogestionados por los mismos estudiantes. El ejercicio docente debe hacer énfasis en la facilitación, el liderazgo y la conducción de un proceso de aprendizaje individual como una parte de un todo coherente fundamentalmente colaborativo.

Los contenidos: Las TIC posibilitan la individualización de los contenidos y la interacción, de tal forma éstos deben ser reestructurados para permitir el acceso remoto y no lineal de los estudiantes a los contenidos curriculares y no se debe limitar ni condicionar la entrega de contenidos a lo mínimo exigido.

Los materiales de estudio: La elaboración de materiales de estudio está condicionada por el usuario final, por lo tanto es indispensable considerar que el estudiante con el que nos encontramos hoy día es más exigente y en algunos casos posee sólidas competencias y habilidades en relación al uso de recursos tecnológicos lo que nos obliga a invertir tiempo, recursos y a adquirir destrezas —que hasta hace un par de años atrás eran privilegio de unos pocos— para la confección del material de apoyo docente.

Los medios: Para hacer referencia a los “medios” a través de los cuales se transmite la información (contenidos) hacia los estudiantes, es necesario destacar que las tecnologías digitales han optimizado significativamente los recursos que los docentes utilizan como soporte de la información y como canales de comunicación. La posibilidades que ofrece Internet así como las múltiples aplicaciones que la multimedia permite desarrollar abre un abanico de posibilidades a los docentes para elegir la opción que más se ajuste a sus capacidades y recursos.

 

Los alumnos: El estudiante deja de ser un recipiente de contenidos, donde la enseñanza tubular (lo que entra es igual a lo que sale) queda relegada al pasado. Estamos enfrentados a jóvenes que tienen en sus manos el poder de la información, por lo tanto, el alumno compara, elige y delata fácilmente. Tiene la posibilidad de elegir a su medida cómo, cuándo, dónde y con quién estudiar e iniciar su formación profesional.

El problema llegará a su máxima expresión cuando en el año 2005 ingresen a las universidades aquellos jóvenes que en 1992, con seis años de edad daban sus primeros pasos en la educación básica,  justo cuando se iniciaba la era Internet. Estos alumnos tendrán años de ventaja, crecieron y se formaron en una sociedad informatizada, por lo tanto sus competencias y habilidades respecto a las tecnologías serán absolutamente transparentes y por lógica su grado de exigencia para con quienes intervendrán en su formación profesional tendrá como punto de partida sus propias capacidades.

Esta es una realidad compleja y quedan en la práctica 2 años para que los principales agentes de cambio —los docentes— se preparen para el año 2005 adquiriendo destrezas y habilidades en el uso y aplicación de las TIC en beneficio de su desarrollo y autonomía profesional.

El ambiente de aprendizaje: Este amplía sus límites hacia un espacio virtualmente infinito, donde cualquier lugar puede ser utilizado como una instancia de aprendizaje. La vida universitaria traspasa los límites de la infraestructura física y se extiende hacia el “Campus Virtual”, un lugar de encuentro, de integración y de debate académico. Las relaciones interpersonales se estrechan considerablemente gracias a los múltiples medios de comunicación e interacción que existen en un campus virtual de una institución educativa.

Para encausar la acción de los agentes del proceso en función del rol que les depara el nuevo paradigma, existen condiciones favorables que el contexto proporciona para impulsar el cambio, al respecto,  Oilo (1998), distingue los siguientes factores clave en la evolución hacia el nuevo paradigma:

Factores clave del cambio del paradigma

FACTOR

EVOLUCIÓN

Tiempo

El factor tiempo ya no será una limitación; la enseñanza asincrónica libera al estudiante de los imperativos de tiempo.

Espacio

El factor distancia ya no será una limitación; el estudiante puede participar en la enseñanza sin necesidad de estar presente en el espacio físico universitario.

Costo

La inversión pedagógica para la enseñanza a distancia moderna es ciertamente más importante que la del modelo tradicional, ya sea la inversión inicial o la ligada a la entrega de la enseñanza. Pero dos factores van a disminuir el costo global en los factores de escala:

1) la reducción de las necesidades de superficies y locales,
2) el aumento sensible del tamaño de la clase virtual.

Relaciones

La relación tradicionalmente vertical entre docentes y alumnos va a evolucionar hacia un modelo más horizontal en el cual el docente se transforma en facilitador, experto, colega, y el alumno pasa a ser naturalmente activo. En esta evolución de los papeles, el grupo cobra importancia como espacio de consulta, concertación y colaboración. Mediante este mecanismo, la enseñanza es "recibida" por el individuo en la interacción con un grupo en que los docentes no son más que uno de los elementos. Se trata de una redefinición completa de los papeles, en la cual el dinamismo de los papeles exige un estudiante adaptable.

Información/
conocimiento

La transferencia de conocimientos ya no es el objeto primero de la educación; el alumno debe aprender a adquirir información, conforme a sus necesidades, a evaluarla y a transformarla en conocimiento a través del proceso relacional.

Mercado

Al liberar los factores espacio y tiempo, la educación se abre al mercado mundial en que la lengua va a pasar a ser una de las limitaciones principales de la expansión.

Competencia Colaboración

La mundialización del mercado de la educación y la aparición de entidades nuevas, situadas deliberadamente en el espacio comercial, va a intensificar la competencia entre las empresas de la educación. Paralelamente, la colaboración y las alianzas estratégicas van a imponerse como las respuestas adaptadas a los cambios de parte de las universidades.

Evaluación

Los conceptos tradicionales de evaluación de los alumnos sobre la base de resultados (exámenes) deberán adaptarse a métodos nuevos en que la evaluación del proceso cobrará mayor importancia, permitiendo así escapar a la medida de los conocimientos asimilados e integrar factores más sensibles a la ecuación del nuevo profesional: capacidad de investigación, de adaptación, de comunicación, de colaboración...

Tipo

La distinción de los tipos de educación (primaria, secundaria, técnica, universitaria, profesional) va a perder importancia para dar lugar a una enseñanza permanente.

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LA VIRTUALIZACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES: EL CAMINO HACIA LA UNIVERSIDAD GLOBAL

La palabra virtual hoy en día está sonando en todo orden de cosas, escuchamos hablar de biblioteca virtual, empresa virtual, tutor virtual, universidad virtual, etc. Desde nuestra perspectiva, la virtualización es el gran proceso que deben realizar las universidades —y las organizaciones en general— para consolidar el cambio.

La virtualización de las universidades es un proceso mediante el cual se representan objetos, datos y actividades inherentes a las actividades de enseñanza y de aprendizaje en un formato numérico digital y que permite a todos los integrantes de la comunidad acceder a los servicios virtuales a través de Internet, tales como: inscripción académica en línea, acceso a bibliografía electrónica, establecer redes de comunicación e interacción entre estudiantes-profesores, profesores-profesores, estudiantes-estudiantes, vale decir, el acceso a un “campus virtual” entendiendo por éste el resultado de la virtualización de una universidad.

Modelos de Universidad Virtual

De acuerdo a los intereses académicos y recursos disponibles, las universidades tienen distintas formas de virtualizarse, desde aquí, resulta interesante observar en este ámbito los actuales grados de virtualidad existentes en la educación superior. El grado varía desde la virtualidad  como complemento a la educación presencial hasta llegar a la virtualización total de la universidad.

Es difícil tomar una decisión respecto al modelo de universidad virtual que se quiere implementar cuando no se tiene conocimiento acabado del tema, por esto, se consideró importante incluir en este capítulo información que permita al lector identificar un modelo de universidad virtual de acuerdo a necesidades específicas de cada institución.

Como punto de partida a una distinción de modelos de universidad virtual, Sangrà (2001) establece un eje tridimensional que distingue los modelos según el tipo de iniciativa, según el tipo de tecnología y según el tipo de oferta. Fig. 1.


 

 

 

 Según el Tipo de Iniciativa

Farell (1999), en un informe para The Commonwealth of Learning, institución que analiza la situación de la educación superior en el ámbito anglosajón, identifica cinco modelos, de los cuáles solamente califica a uno como híbrido.

En realidad, hay pocos modelos puros, pero el análisis de Farell no es exhaustivo, puesto que existen otros modelos que su informe no menciona.

Un primer análisis nos permite encontrar los modelos siguientes:

a) Universidad presencial que introduce elementos de virtualidad en su dinámica educativa

Generalmente, se trata de actividades de carácter puntual, que pueden oscilar desde el mero hecho de facilitar al profesorado herramientas para crear sus propias páginas web, o la creación de listas de distribución para los estudiantes de determinadas asignaturas, hasta la realización de determinadas asignaturas, normalmente de libre elección, para entornos considerados virtuales o semi presenciales (on line, videoconferencias ...).

Habitualmente, esta práctica no modifica sustancialmente la dinámica del aula, y la evaluación de la misma se realiza siguiendo criterios estándar utilizados tradicionalmente.

b) Universidad presencial con extensión universitaria virtual

Algunas universidades —cada vez más—, han desarrollado espacios de virtualidad separados —sino jurídicamente, sí organizativamente— de la dinámica general de la universidad, desde los cuales se ofrecen, básicamente, cursos de extensión universitaria o formación continua. A menudo estas extensiones son también un laboratorio de pruebas organizativas de virtualidad para ser implantadas al conjunto de la universidad. Ejemplos: UC Berkeley Extension, Phoenix Online, CEPADE.

c) Espacios compartidos de cursos virtuales que ofrecen las universidades presenciales

Las universidades presenciales que están ofreciendo determinados cursos virtuales deciden compartir un único espacio en el que puedan facilitar su oferta a estudiantes que pueden acceder por medio de determinadas tecnologías. Normalmente, estas experiencias toman la figura de un Consorcio, participado por todas las instituciones que formen parte del mismo, de las cuales algunas, en ciertos casos, pueden provenir del sector empresarial o industrial. Ejemplos: California Virtual University, Cardean University (Unext.com), Bayerische Virtuelle Universität.

d) Universidad virtual adosada a la universidad tradicional

Algunas universidades tradicionales han creado universidades virtuales en su propio entorno. Han constituido espacios virtuales gestionados independientemente con los mismos elementos básicos de la universidad tradicional. Muchas de estas experiencias realizadas hasta ahora utilizan los mismos profesores y/o la misma administración que la universidad tradicional que las acoge, aunque debido a diversos problemas de carácter organizativo han provocado que algunas hayan creado equipos docentes y de gestión diferenciados. Ejemplos: Universidad Virtual del TEC de Monterrey, UNIVIR de la Universidade Carioca, WorldCampus de Penn State University.

e) Universidad virtual como organización virtual

Las que han estado creadas específicamente para ser universidades virtuales. La mayoría, aunque no todas, provienen del ámbito de las universidades abiertas o a distancia. Disponen de un modelo organizativo y pedagógico diferenciado. Ejemplos: UOC, Capella University, Western Governors University.

f) Espacios virtuales interuniversitarios comunes

Aquí se pueden encontrar las colaboraciones que se producen entre universidades que disponen de un entorno virtual y deciden ofrecer cursos de sus planes de estudios a las dos comunidades universitarias. Ejemplos: SVM (Student Virtual Mobility Project) a cargo de Vaxjö University (Suecia), Open University (Reino Unido) y la Universitat Oberta de Catalunya.

Como epílogo a este punto, mencionar que estos modelos de universidades pueden responder, básicamente, a iniciativas de estas tipologías de procedencia:

  • Universidades presenciales que incorporan a su oferta la formación por vía telemática, sin experiencia previa en educación a distancia. 
  • Universidades presenciales que incorporan a su oferta la formación por vía telemática, aunque teniendo ya experiencia en educación a distancia. 
  • Universidades abiertas o a distancia que ofrecen formación por vía telemática. 
  • Iniciativas de nueva creación, privadas y públicas, entre ellas los consorcios interuniversitarios o interempresariales. 

Según la oferta

Por otro lado, podemos clasificar estas iniciativas en función de su oferta, ya sea relacionándola con su núcleo temático, el volumen de estudiantes que acogen o el idioma que utilizan para la transferencia de conocimiento.

a) Temática

Históricamente, las instituciones de educación superior que se habían introducido en la formación virtual se habían concentrado en la formación de postgrado y en la extensión universitaria.

La oferta de titulaciones universitarias homologadas demuestran la potencialidad de la formación virtual y las posibilidades reales de ofrecer una formación universitaria de calidad a través de mecanismos telemáticos, léase en este caso campus virtual.

De igual forma, algunas universidades han desarrollado esta práctica a través únicamente de alguno de sus Departamentos, con lo cual, y con independencia de si se trata de título homologados o propios, o se trata de formación de extensión o no, también encontramos, en algunos casos, una cierta especialización vinculada a determinadas áreas de conocimiento.

Los cursos relacionados con temáticas económicas o empresariales, informáticas y pedagógicas son los que más se ofrecen a través de la virtualidad, si bien en los últimos años empieza a existir una mayor diversificación.

b) Volumen

En Europa, en 1995, se encontraban en funcionamiento dos experiencias piloto de uso de los entornos virtuales como medios de enseñanza y aprendizaje. La tendencia de las instituciones de educación superior, especialmente las universidades, ha sido incorporar experiencias piloto normalmente aisladas, con una oferta de plazas reducida. Esta práctica, recomendable en especial cuando la institución inicia su andadura por este nuevo medio, se ha estancado en distintas instituciones, que han echado en falta la existencia de un Plan estratégico que apoyara su iniciativa. No es hasta 1997 y en adelante, que algunas universidades empiezan a vislumbrar el gran potencial que este tipo de formación puede llegar a alcanzar, que se plantean determinadas inversiones en este campo.

A pesar de ello, existen muchas iniciativas con un número considerablemente bajo de participantes. Por otro lado, las cifras que provienen de Norteamérica deben tratarse con suma precaución, dado que habitualmente se refieren a las veces que un estudiante se inscribe en distintos cursos (enrollment) y no al número total de estudiantes vinculados a un sistema de formación virtual.

En cualquier caso, podríamos distinguir entre instituciones embrionarias o que persiguen un mercado concreto (hasta 3.000 estudiantes aproximadamente) e instituciones consolidadas, que se mueven entre los 10.000 y 30.000 estudiantes en estos momentos.

 

Según la tecnología de distribución (delivery system)

A pesar de que, como hemos visto anteriormente, Rosenberg (2001) establece unos criterios para considerar una actividad como e-learning, y en concreto destaca que se realice en red y que utilice tecnología Internet, existe otra variable fundamental, por cuanto aporta de posible flexibilidad en los modelos de formación virtual: el tiempo.

En este sentido, y con independencia de las tecnologías al uso, podríamos establecer una distinción entre aquellos modelos que utilizan de forma distinta la sincronía y la asincronía.

 

a) Modelos principalmente síncronos

La virtualidad se encuentra en el hecho de poder superar la barrera de la distancia. Metodológicamente, estos modelos no difieren en exceso de los modelos presenciales, aún cuando tengan diferencias, obvias en algunos casos y notables en otros.

A menudo hacen uso de los sistemas de videoconferencia y chat, así como de sesiones presenciales en las cuales plantean conferencias, tutorías, etc. El correo electrónico suele ser la herramienta más asíncrona que utilizan. En los casos más extremos y, por tanto, más alejados de la virtualidad propiamente dicha (según Rosenberg esto no sería e-learning), se basan en clases presenciales periódicas con el uso complementario de TIC. 

 

b) Modelos parcialmente asíncronos

Acostumbran a ser modelos de transición en instituciones que aún tienen importantes reservas sobre la eficiencia de modelos completamente síncronos.

Suelen basarse en el uso de un entorno virtual de aprendizaje que a menudo no llega a ser una verdadera comunidad educativa virtual, sino más bien un espacio virtual repositorio de materiales y que también se utiliza como tablón de anuncios.

Este espacio se complementa con alguna sesión presencial y el uso de sistemas de videoconferencia y chat, determinando por tanto, un modelo híbrido, con un uso restringido de las posibilidades sincrónicas. 

 

c) Modelos esencialmente asíncronos

Se basan en el aprovechamiento máximo de las potencialidades de los entornos virtuales de aprendizaje (EVA), que aportan, fundamentalmente, flexibilidad e interactividad; permiten acceder a las fuentes de información y recursos ubicadas en Internet, así como a los materiales didácticos integrados en el entorno virtual y proporcionados por la propia institución; y permiten la vinculación a una verdadera comunidad virtual de personas que aprenden (Duart y Sangrà, 2000). 

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